Es una verdad
palmaria indiscutible que en el pasado la centro derecha, la derecha y la derecha derecha hicieron práctica habitual la de denostar lo público y ensalzar lo privado, considerando al Estado como un mal necesario y Dios me libre como herramienta que pudiera, pudiese o pudiere ayudar en la mejora de las condiciones de vida de las personas. ¿Por qué? Pues porque el bienestar de los individuos depende exclusivamente de su propio esfuerzo e iniciativa y Dios me libre otra vez de políticas o decisiones públicas.
Desde que eran unos chiquilines, emprendedores precoces, pero con redes sociales de verdad, exclusivas, de clase, y no esa boludez que leís tú todas las mañanas, han abogado por un Estado minúsculo, que abomina de las personas, incapaz -era que no- de establecer regulaciones para contener los
desbordes abusos en que pudiera, pudiese o pudiere incurrir la iniciativa privada, o sea, la de ellos mismos.
Durante
el régimen militar la dictadura, no dudaron en calificar a la política como una actividad perversa, vilipendiando a la democracia cuantas veces les vino en gana. Mucho tiempo después, todavía miraban con recelo y suspicacia la penosa participación en el poder que cabe a los ciudadanos cada cuatro años: hace apenas seis añitos, recién en 2005, con la boca chueca, dieron el sí pa eliminar a los senadores designados.
No fueron exitosos en esta cruzada. Fueron exitosísimos. Hoy, los ciudadanos destilan desconfianza hacia la política, los politicos, los partidos, el gobierno, y la oposición, si la hubiera.
Y los ciudadanos están en lo cierto. No cabe sino la desconfianza hacia estos hombres privados que se muestran altamente incompetentes en el manejo de cargos públicos complejos a la vez que incapaces de dar respuesta a las demandas
ciudadanas de quienes antes de innovar o emprender agradecerían simplemente que no los cagaran.
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El equipo de Sebastián Escucha agradece la sentida colaboración de don Agustín Squella. Naturalmente, ha debido ser editado.
2 comentarios:
el hecho de vigilar las redes sociales para ver los insultos variados y merecidos ha provocado el efecto contrario. a ver si piñera es capaz de aceptar estos comentarios.
Buena observación, Observador. Gracias por el comentario.
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