Ni un espacio crítico amplio ni menos una instancia de reflexión



domingo, 17 de octubre de 2010

Secuelas psicológicas


Transcurridos ya algunos días desde que nuestros mineros fueran rescatados de las profundidades de la tierra, las autoridades han decidido invitar a los medios de prensa a mantener un comportamiento medido y respetuoso de la dignidad de los protagonistas de la gesta, en resguardo, principalmente, de su salud mental.
Es lo correcto.
Pero a esta altura de los acontecimientos es imperioso mirar el problema desde una perspectiva más amplia. Hasta hoy, nadie se ha preocupado de la salud mental de nuestro Presidente.


Todo comenzó poco después de conocerse que los mineros se encontraban vivos y en buenas condiciones allá abajo, en el refugio, lo que quedó plasmado para siempre, ya se sabe, en el famoso papelito. Por esos días, el Presidente de la República debió asistir a la reunión de Naciones Unidas en Nueva York. Para fortuna de él y, por qué no decirlo, del país entero, el Presidente fue lo suficientementa sagaz como para no mostrarlo en la sesión plenaria (a pesar de haberlo mandado plastificar a un negocito de la calle San Diego). Sin embargo, no se puede negar que se lo plantó en el rostro a cuanto periodista lo entrevistó, amén de hacerlo bailar ante los ojos de su contraparte en un par de reuniones bilaterales.

El desaguisado, que la prensa internacional no dudó en calificar de infantil y provinciano, tuvo lugar al menos en cinco oportunidades. Suficiente para que cualquier Estado moderno y responsable hubiese tomado cartas en el asunto. Desafortunadamente no fue así. Y hoy pagamos las consecuencias. Después del rescate, la situación ha recrudecido.

No pasaron diez minutos desde que se rescató al último minero cuando Su Excelencia ya estaba comisionando al ministro de RREE para que realizara las gestiones que le permitieran hablar en la reunión del G-20, instancia internacional a la que había sido invitado con anterioridad y que, como se sabe, reune a las economías más grandes del planeta. Les contestaron que no. Que el papelito no era suficiente credencial.
Allí mismo armó el primer berrinche, a pocos metros de la cápsula, y no terminó sino hasta cuando, entre improperio e improperio, anunció a voz en cuello que declinaba asistir a la cumbre. Cancillería tuvo que informar de vuelta, no sin una cuota de embarazo.

Fue un aviso más que como sociedad no supimos descifrar.
Y hoy la situación ya se nos ha ido de las manos. En estos precisos instantes estará haciendo ceremoniosa entrega a la Reina Isabel II de Inglaterra de los peñascos mugrientos que subrepticiamente logró introducir en su bolso de mano, poco antes de despegar hacia el Viejo Continente.
La Merkel, Sarkozy y Cameron alcanzaron a informar a Cancillería que no deseaban recibir de regalo pedazos de roca bañados en bacterias, detritus y fecas. Al mismo tiempo, se vieron obligados a formular la pregunta más estúpida que gobernante europeo haya pronunciado en toda la historia de Occidente:

-But... ¿is he coming with the little paper?
-Mais... est q'il pense arriver ici avec le petit papier?
-Aber... Glauben Sie, dass mit dem Stück Papier kommen?

Cancillería no pudo sino contestar afirmativamente a las tres preguntas, poniéndose colorados no una sino tres veces.

Creemos coincidir con la mayoría de los chilenos al afirmar resueltamente que bochornos como éstos no pueden volver a repetirse. Y talvez no sea demasiado tarde si abordamos como tarea país el propósito de que el Primer Mandatario sea despojado del papelito, sin más dilación, apenas pise suelo chileno, aun cuando esto implique recurrir a la violencia. Es nuestra aspiración más sentida, nuestro anhelo bicentenario.

Agustín Eduardo




Piñera entrevistado por la BBC. El periodista acaba de formular la pregunta: "If the miners had not been on television... if they don´t capture the people imagination of your country and the rest of the world in the way that it has... would you be carrying this message with you around the world?
http://news.bbc.co.uk/2/hi/programmes/world_news_america/9026940.stm?ref=nf

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien sabe nuestro Sebastián de "papelitos". Lo aprendido en la universidad norteamericana de marras, le dan a nuestro gerente general una cercanía con el manejo de papelitos y papeles de toda especie, y el valor que ellos representan. El hombre corriente que vive pensando en el dinero, con el que pagar "cuentas", no alcanza a dimensionar siquiera, el valor de los papeles. El amigo si lo sabe. La razón es simple, los papeles son riqueza, y no dinero. El "papelito" mencionado tiene una cercanía mas bien a un bono de la deuda externa, que al mensaje enviado de los hombres desde las profundidades de la tierra.

Atentamente

El Inversionista.